domingo, 2 de octubre de 2011

ASIMILACIÓN DEL CALCIO


Requerimiento diario del consumo de calcio
Grupo de edad o etapa de la vida
Calcio (mg/día)
Bebés de 0 a 6 meses
200
Bebés de 6 a 12 meses
260
1 a 3 años
700
4 a 8 años
1,000
9 a 13 años
1,300
14 a 18 años
1,300
19 a 30 años
1,000
31 a 50 años
1,000
51 a 70 años, hombres
1,000
51 a 70 años, mujeres
1,200
Más de 70 años
1,200
14 a 18 años, embarazadas/amamantando
1,300
19 a 50 años, embarazadas/amamantando
1,000





Para optimizar la salud y evitar la osteoporosis conviene saber cuanto calcio consumimos, pero sobre todo ayudar al cuerpo a que pueda aprovecharlo. Hoy en día un gran cantidad de alimentos están enriquecidos con calcio, incluso las leches de vaca llevan calcio añadido, las leches vegetales, los cereales. El miedo a no consumir suficiente calcio está tan extendido que es difícil que alguien se atreva a prescindir de los productos lácteos. Es corriente que la gente se pregunte ¿de donde voy a obtener el calcio? ¿qué pasa con la osteoporosis? Es necesario explicar que un exceso de calcio en el organismo bloquea a muchos niveles e impide su desintoxicación, que el calcio en una dieta sin lácteos es más que suficiente y que la osteoporosis no está causada por una deficiencia de calcio sino por su mala administración en una dieta excesiva.

La osteoporosis es un problema extremadamente común en nuestra sociedad entre las mujeres mayores de 50 años, hasta el punto de que se considera parte del proceso de envejecimiento. Es sabido que los estrógenos, las hormonas sexuales femeninas, favorecen que se fije el calcio en los huesos, y que la bajada de los niveles de estrógenos al llegar a la menopausia dificulta la asimilación hasta llegar a la osteoporosis.

No obstante, es muy poco corriente que mujeres que viven en sociedades que no están influidas por el modo de vida y los cuestionables hábitos alimenticios de los países industrializados desarrollen esta enfermedad. Así sucede sobre todo en el sudeste asiático. En esos países las mujeres no toman productos lácteos, pero tampoco padecen osteoporosis, a pesar de ingerir mucho menos calcio que las occidentales.

Del kilo y medio de calcio que se encuentra en el organismo, un 99% está localizado en los huesos y dientes. El 0,2% restante se encuentra en la sangre y los tejidos blandos. Es muy importante que la concentración de calcio en la sangre y en los tejidos se mantenga dentro de unos estrechos límites. En este sentido los huesos actúan como una reserva de calcio, que se encuentra inactivo y del que se extrae calcio cuando disminuye la concentración en la sangre. Los huesos por tanto están en un estado constante de renovación y descomposición.

Si los niveles de calcio en la sangre bajan, bien porque el calcio se está excretando o se está depositando en los tejidos, los huesos liberan calcio para que aumente la concentración en la sangre. Por tanto para mantener unos niveles óptimos de calcio en huesos y dientes es preciso para que este mecanismo que controla los niveles de calcio en la sangre esté equilibrado. El mecanismo hormonal que mantiene los niveles de calcio en la sangre puede desequilibrarse por diferentes motivos:
  • Los excesos de nutrientes como el sodio, el fósforo o el flúor, 
  • el consumo excesivo de productos lácteos (grasas), proteínas de origen animal (excesivas) y azúcares (refinados o industriales)
  • o la deficiencia de minerales como el magnesio, el cinc y el boro desequilibran el organismo y dificultan la acumulación de calcio en los huesos.
El tratamiento tradicional para frenar la descalcificación de los huesos consiste en aportar dosis altas de calcio con la esperanza de que, al aumentar la ingesta parte del calcio se podrá aprovechar. Pero esta medida no soluciona el problema de fondo que es una mala asimilación del calcio presente en la dieta. Además, una suplementación excesiva de calcio cuando el organismo no es capaz de asimilarlo adecuadamente puede tener consecuencias derivadas de la acumulación de calcio en las arterias, las articulaciones u órganos como el riñón y el hígado.

Cuando el calcio no se administra bien, es decir, cuando la dieta no es deficiente en calcio pero éste no se deposita en los huesos y los dientes, es porque o se está excretando o se está acumulando en los tejidos blandos. La acumulación de calcio en los tejidos blandos causa artritis, bursitis, espondilitis, cálculos biliares, cálculos renales y arteriosclerosis.

Es muy corriente encontrar personas que sufren descalcificación y a la vez tienen problemas relacionados con la calcificación de tejidos blandos. En la artritis se calcifican las articulaciones. Cristales de calcio en las articulaciones imposibilitan su movimiento y causan dolor e inflamación. Los cálculos renales y biliares están compuestos por depósitos de sales de calcio. 

El ateroma arterial es otro ejemplo de depósitos de calcio y grasas en las paredes de las arterias.

Estos problemas relacionados con la mala administración del calcio llegan a ser considerados como parte del proceso de envejecimiento. Con la edad, los tejidos se vuelven más susceptibles a los factores desequilibrantes del metabolismo del calcio y se endurecen, todo lo contrario que los huesos.
Si podemos mejorar las condiciones de absorción a través del intestino, mejorar el transporte de calcio a través de las membranas celulares y eliminar aquellos factores que producen pérdidas de calcio en los huesos, podremos mejorar la calcificación ósea sin tener que recurrir a grandes dosis de calcio.

En la civilización desarrollada se considera que los productos lácteos son imprescindibles en la dieta tanto de niños como de adultos. Sin embargo el consumo de productos lácteos es desconocido o muy limitado en la mayor parte del mundo.
  • Además de su dudoso contenido nutricional para un adulto, la leche de vaca se considera también una causa de migrañas, flatulencia, indigestión, mucosidades abundantes, asma y diabetes.
  • La composición de la leche de vaca está muy desequilibrada en relación al calcio y al magnesio, contiene 10 veces más calcio que magnesio, por lo que si el magnesio es necesario para regular el metabolismo del calcio y fijarlo en los huesos, el procedente de la leche no se asimila.
  • El consumo continuado de leche de vaca produce unas condiciones en el intestino de mala absorción intestinal ya que la leche neutraliza los ácidos estomacales, produce un exceso de mucosidad intestinal y favorece el crecimiento de determinado tipo de bacterias patógenas y el consiguiente sobreesfuerzo del sistema inmune.
  • La proteína láctea, la caseína, es de difícil digestión y se ha relacionado con la aparición de alergias y problemas como fiebre del heno, asma, eccema, soriasis o dermatitis alérgica.

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