miércoles, 25 de enero de 2012

EL BOLDO, AYUDA PARA EL HÍGADO

El boldo (Peumus boldus) es conocida como la planta del hígado, es un arbusto usado en infusiones para facilitar la digestión, tratamiento de la vesícula biliar y afecciones hepáticas. Se utilizan las hojas frescas o secas y los frutos. Se le conoce también por limoncillo.

Es un arbusto de hojas perennes y flores amarillas o blancas, que puede alcanzar seis metros de altura, originario de las montañas de Chile, aunque también se cultiva en Italia y el norte de África. Su nombre fue debido al botánico español D. Boldo Molina.
El boldo es una planta altamente valorada por sus efectos medicinales, y desde comienzos del siglo pasado, ha recibido la atención de naturalistas y científicos. Actualmente, el uso del boldo se encuentra difundido en muchos lugares del mundo. De hecho, tiene comprobadas y excepcionales propiedades curativas, porque posee al mismo tiempo, alcaloides, aceites esenciales y flavonoides.
Entre estos alcaloides que contiene el boldo, se destaca la boldina que es un estimulante de la digestión, es colagogo y colerético, que quiere decir que estimula la producción y secreción de bilis, lo que facilita la digestión de las grasas. La boldina, aunque en muy poca cantidad, es suficiente para que sirva como remedio.
También tiene propiedades sedantes sobre el sistema nervioso. Hay coincidencia entre todos los investigadores en estas propiedades medicinales, aunque otros sugieren el uso del boldo para otros problemas de salud, como por ejemplo, para aliviar molestias dentarias, dolores reumáticos, etc.
La bilis es un líquido segregado por el hígado y necesario para la digestión. El hígado es el mayor órgano con más de 1,5 kilos de peso, y produce aproximadamente un litro diario de bilis para que tengan numerosos  procesos químicos y funciones metabólicas. La vesícula biliar es un depósito donde queda almacenada la bilis, y se debe vaciar en el momento preciso (cuando llegan las grasas de la digestión alimentaria al duodeno) y con la intensidad adecuada, para evitar dolores abdominales (cólicos).
En el hígado se procesan las sustancias nutritivas que transporta la sangre procedente del intestino. Por eso cada minuto llega al hígado, procedente del intestino, aproximadamente litro y medio de sangre. Esta sangre contiene los nutrientes y toxinas de los alimentos, las toxinas de los medicamentos que se hayan ingerido y cualquier sustancia que pase a la sangre desde el conducto digestivo. Antes de que ésta sangre se reparta por el todo el organismo, debe "purificarse" pasando por el hígado.

Hasta hace algunos años se pensaba que la causa principal del hígado graso era el consumo de alcohol; hoy se sabe que la obesidad (tóxicos) y el estrés son las principales causa del daño hepático. Por eso, las personas que suben de peso en muy poco tiempo presentan el mayor riesgo de desarrollar el hígado graso. A veces, la subida de peso viene condicionada por un desequilibrio emocional, que incita a ingerir alimentos procesados difíciles de eliminar, y como consecuencia, se crea un desequilibrio hormonal.

El hígado tiene un papel tan importante en el metabolismo, que puede alterarse y formar parte activa en el Síndrome Metabólico, cóctel de disfunciones donde prima la obesidad, la diabetes y la hipertensión. A un nivel bioneuroemocional, el hígado es el órgano de la ira, lo que la biología traduce en síntomas bioquímicos y físicos, que tienen que ver con situaciones denominadas comúnmente de estrés, que desde la biodescodificación tienen un origen de ira contenida. La contención, la no expresión de emociones, en la mayoría de las ocasiones, (por eso existe la frase "me pones del hígado") provoca una metabolización que enferma el hígado, haya o no síntoma evidente.

Por todo, el hígado debe cuidarse evitando el sobrepeso y una dieta donde se eliminen los alimentos con exceso de grasa, alcohol, exceso de proteínas de origen animal, medicamentos o el chocolate que además de acidificar el cuerpo, afectan a la gestión de las emociones. Por eso, la alimentación alcalina, es fundamental para que el sistema de autocuración del cuerpo regenere celularmente el tejido de los órganos de bajo rendimiento o enfermos, y reequilibre bioquímicamente hasta su completa sanación. La alimentación occidental está basada en acidificar el organismo, y esta falta de educación nutricional hace que nos autodañemos mientras pretendemos alimentarnos para vivir mejor.

Los cítricos, en especial la naranja y su zumo, tomados en ayunas provocan un vaciamiento brusco de la vesícula biliar (efecto ácido), por tanto, es conveniente evitarlos y más en caso de haber cálculos.

Por lo tanto, el boldo:

·    Estimula las funciones digestivas al aumentar la secreción biliar y por tanto, hace labores de limpieza. Actúa también sobre el sistema nervioso ocasionando sueño y leve anestesia.
·       Es diurético. La infusión de boldo, pero también el aceite de boldo a razón de 5 gotas, ha sido encontrado beneficioso en las infecciones genitourinarias.
·     También se utiliza en casos de reumatismo y gota aliviando al actuar como estimulante de la expulsión de la urea.
·       Se utiliza en migrañas y en insomnio relacionadas con disfunciones biliares.
·      Infusión. Se prepara la infusión calculando media cucharadita de boldo seco y triturado por taza de agua hirviendo.
·         Eliminación de cálculos biliares.
·         Estreñimiento.

La infusión de hojas se usa para tratar afecciones gastrointestinales (dispepsia, flatulencia, gastritis, indigestión, úlcera), hepáticas (cálculos, ictericia, cólico, insuficiencia y litiasis biliar, inflamación) y genitourinarias (gonorrea, nefritis, sífilis, uretritis), jaqueca, gota y reumatismo.

Sintetizando diremos que el boldo está especialmente indicado en  digestiones lentas, problemas urinarios y trastornos nerviosos e insomnio provocados por trastornos hepáticos.

Contraindicaciones: En casos de obstrucción de las vías biliares. En el embarazo, por su contenido de alcaloides. La boldina, como todo, en exceso, puede resultar tóxica. Debido al contenido de alcaloides su uso excesivo puede provocar irritación en los riñones no siendo conveniente para enfermos renales.