lunes, 21 de noviembre de 2011

QUE NO TE FALTE COLÁGENO EN TU DIETA...

Una tercera parte de la proteína de nuestro cuerpo es colágeno. El colágeno constituye la estructura de los tejidos que forman las articulaciones, huesos, piel, cartílagos, tendones y ligamentos, entre otros, aportándoles la flexibilidad y resistencia que necesitan para su buen funcionamiento.

La causa más frecuente de dolor de las articulaciones, pérdida de masa ósea y arrugas y flacidez en la piel, tienen un origen común: el desgaste del colágeno y la pérdida de capacidad de nuestro organismo para regenerarlo. Existen circunstancias que aceleran este proceso, como la pérdida de estrógenos de la menopausia. También la práctica muy intensiva de deporte, los esfuerzos físicos repetitivos, o la falta de descanso físico, y el sobrepeso, aceleran el desgaste del colágeno articular.

La presencia de radicales libres, generados por el tabaco y otros tóxicos daña al colágeno, favoreciendo el deterioro de la piel y de otros tejidos.

¿Para qué inyectarlo pudiendo ingerirlo? No es fácil de procesar por el intestino, por eso es necesario encontrar fórmulas para facilitar su asimilación.

La alimentación actual es pobre en colágeno asimilable, por lo que incluir un aporte extra de colágeno en la dieta es muy necesario y eficaz para combatir la pérdida de nuestro colágeno y sus posteriores efectos. Estudios científicos han demostrado que tomando diariamente 10 gr de colágeno asimilable, ralentizamos el deterioro de nuestro propio colágeno, gracias a la capacidad regenerativa y antiedad de este nutriente.

En cada etapa de la vida nuestra piel tiene necesidades diferentes.

El colágeno representa un 60% del total de la piel y el 30% del total de la materia orgánica. Cuando nacemos, nuestro colágeno es soluble (joven) y nativo (con capacidad de retener agua), pero con el paso del tiempo (a partir de los 25 años) éste se vuelve más grueso e insoluble, con lo que pierde toda la capacidad de retener la hidratación en la piel y empiezan a aparecer los primeros signos de envejecimiento, arrugas, manchas, flacidez, deshidratación, falta de elasticidad...

Una piel sana y cuidada genera seguridad, confianza, autoestima...influyendo además muy directamente en nuestra salud física y psicológica.

Y cuando todos conocemos el colágeno, aparece el ácido hialurónico.

El ácido hialurónico ha ocupado el hueco que había dejado el colágeno perdido, como venía siendo de esperar, pero además estimula la producción de esta proteína cutánea. Este doble efecto explica por qué los efectos del ácido hialurónico son acumulativos y se notan más pasado entres seis meses y un año.

El uso principal del ácido hialurónico en medicina es como material de relleno en cirugía y odontología estética, utilizándose en implantes y rellenos. Este material, además de alisar los pliegues subcutáneos estimula la producción de colágeno, lo que multiplica y prolonga el resultado rejuvenecedor.

Así mismo, se emplea como suplemento nutricional para las articulaciones en tratamientos por dolores en las mismas o con osteoartritis y para el tejido conjuntivo o conectivo. El ácido hialurónico puede también eliminar los radicales libres que aceleran el envejecimiento celular.

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