domingo, 11 de diciembre de 2011

CUESTIÓN DE CONFIANZA


La desconfianza es una sensación que casi todas las personas experimentamos en la vida; es frecuente que la vivamos como consecuencia de haber sido engañados o defraudados por alguien.

En ocasiones, incluso aunque alguien nos haya demostrado en varias ocasiones que es de fiar, puede que desconfiemos por que desea mostrarnos algo desconocido para nosotros, algo que por nuevo tememos que atente contra nuestros pilares morales, o contra el concepto que tenemos de lo económico y laboral, o porque hace que cuestionemos nuestra formación personal y/o profesional. Sentimos desconfianza porque tal sensación forma parte de nuestra manera de actuar, ser y pensar en la vida.

Esta desconfianza constante hará que pensemos mal de los demás, por una frase, una mirada o cualquier acción para que sintamos desconfianza hacia una persona.

Por supuesto la desconfianza es un gran enemigo a la hora de relacionarnos, de hacer amigos, formar una pareja,… porque todo el tiempo sucederá algo que hará que pensemos mal, por ejemplo, "¿que pensará de mi? seguro que piensa que soy...bla bla bla". Esto, claramente, a la larga y a la corta, termina por complicar cualquier relación nueva o que ya tengamos.

Piensa en una persona que te inspire confianza. ¿Qué es lo que existe en esa relación para que confíes? Si tuvieses que definir qué es para ti la confianza, a lo mejor sería suficiente hacer una lista de las virtudes de esa persona. Si reduces la lista a 3-5 cualidades esenciales, ésa es tu definición de confianza.
¿Podría la confianza darse antes de verse esos esperados resultados? ¿Qué es lo que más confianza genera? ¿Has sentido alguna vez que, sin conocer mucho a alguien, esa persona te inspiraba confianza? Tal vez esto surgió porque esa persona no te hacía sentir amenazado o inseguro y así se pudo reducir el “miedo” o desconfianza.
EMPEZAR POR CONFIAR EN UNO MISMO

La confianza en uno mismo significa que uno es capaz de tomar decisiones correctas, y también de equivocarse, y si así fuera, simplemente aprender de los errores cometidos. Los errores no son nada malo, aunque nos han enseñado que sí lo son.
Existen infinidad de miedos a situaciones que creemos ajenas a nosotros, por incontrolables, por desconocidas, por novedosas, incluso, esperadas. Lo que no nos paramos a pensar, es que ese miedo, puede forzar que algo que no iba a ocurrir, se haga realidad, y ahí viene el terror.
El temor al rechazo surge de una formación que nos enseña que no somos valiosos como somos, que tenemos que ser y actuar de determinadas maneras para ser apreciados por unas personas u otras, o por una sociedad. Aprendemos a no aceptarnos como somos y a buscar ser “lo que gusta”, lo que cae bien, lo que es bueno dentro de unos cánones preestablecidos, y eso, en la mayor parte de los casos, es diferente a lo que somos.
La Mente Humana no solo “nada más piensa”, sino que lo hace con ideas y creencias que en su mayoría adopta, o se apropia de la sociedad en que se vive.
La mayoría de las personas, a medida que vamos creciendo, actuamos según las referencias que hemos tenido, es inevitable copiar los “modelos” aprendidos; pero en el fondo sabemos que somos de otra forma que nos han enseñado a creer que no es digna. Por eso desarrollamos el temor a ser descubiertos; por eso a veces no somos capaces de saber ¿en qué posición queremos estar? ¿en la propia o en la aprendida? Incluso puede que no permitamos que nadie penetre en nuestra realidad, porque ahí somos vulnerables, somos de verdad ¡horror!, y hasta es posible que cerremos la puerta a la intimidad.

Por que,  ¿sabes cuál es el miedo que bloquea tu confianza?
Miedo al cambio de trabajo, miedo a que no te reconozcan algo que crees un mérito, miedo a entregarte a una relación o un objetivo, miedo a perder tus rutinas, sueños o enseñanzas tradicionales….
Para generar la confianza de los demás hacia nosotros, es fundamental confiar en uno mismo. Para ello, se requiere mucha sinceridad y descubrir todos los autoengaños que han estado saboteando la confianza en uno mismo.
La dificultad de tener un diálogo sincero con uno mismo surge por tres motivos:
1.- Falta de entendimiento de la importancia que tiene mirar dentro y hablarnos con transparencia a nosotros mismos;
2.- Poca dedicación a la reflexión, a cuestionar lo que hacemos, lo que está preparado para ser hecho por nosotros u otras personas;
3.- Solemos evaluarnos en función de la opinión que los demás tienen sobre nosotros, y normalmente nos equivocamos, porque no empatizamos, no sabemos ver la vida desde los ojos del de enfrente, ponernos en lugar de la persona que nos ve.

Y vivimos con el piloto automático que nos aleja del “darnos cuenta”, ser conscientes del significado que hay detrás de cada experiencia vivida.
Y ese diálogo interior no es posible si mantenemos nuestra mente en un ruido constante,  muchas veces provocado de forma inconsciente. Hacer, hacer, hacer. ¡Párate a escucharte! Respira profundamente, separa el ruido de ti para poder centrarte y conecta con lo que sientes. Así recuperaremos la sinceridad de la palabra que nos surge del “corazón”, esa es la verdadera idea.
Necesitamos un diálogo que nos permita poner al crítico (o juez) que todos llevamos dentro “en su sitio”, no es necesario reprimirnos ni obstaculizarnos durante nuestro propio camino.
Nunca podrás escapar de tu corazón. Así es mejor escuchar lo que tiene que decirte. Paulo Coelho.
Lógicamente, para ser generador de confianza es fundamental haber pasado por la experiencia de confiar en uno mismo.
Por tanto, se hace imprescindible CONFIAR, SIN MIEDO ¿y cuál es el primer paso para CONFIAR Y GENERAR CONFIANZA? Buscar qué es necesario mejorar:
1.- Suspende el juicio de tus pensamientos: no te juzgues a ti mismo ni juzgues a nadie. Confiarás más en ti y en el otro.
2.- Practica la atención desde el silencio, observando y procesando. Ten la humildad de ser consciente de lo que sabes y de lo que no. Si aprendes verás que no sabías, y pondrás tu confianza en quien te enseña, sea un libro, una persona o una situación.
3.- Escucha con presencia. No tanto qué se dice sino cómo se dice, implicándote con escucha activa. Te permitirá acceder a una realidad distinta a la tuya. Empatiza y comprenderás, tienes otro YO frente a ti, todos somos resultado de una experiencia vivida, y ninguna es igual a otra. Da confianza y confiarás.
4.- Explora lo esencial más que los pequeños detalles. La visión global te permite tener perspectiva, relativizar, ser consciente de lo pequeño que eres y lo grande que puedes llegar a ser, solo si confías.
5.- Valida toda opinión, y si son diversas mejor todavía, no siempre hay que pensar de la misma forma, ni todos vemos por los mismos ojos. La diferencia es un valor en sí misma, no un error, como nos han querido enseñar. Confía en el diferente, tiene una razón para serlo.
6.- Reflexiona sobre la experiencia vivida con aceptación y apertura, y qué te ha llevado a ella y a sus consecuencias. La casualidad no existe, solo el desconocimiento de la causa. Confía en que cada acto inesperado no va a ser un error, si no, una práctica hasta llegar a tu máximo potencial.

Volverse consciente del entorno y de la sociedad que nos rodea, del por qué de sus creencias es muy difícil, pero no imposible.


Además, seguramente hará más fructífero el trabajo en equipo, tan necesario en la sociedad en red en que vivimos.
Volverse crítico, por ser consciente, de viejas presuposiciones y puntos de vista requiere de una verdadera apertura de conciencia y deseo de progresar, de mejorar.
Y ese es el primer escalón hacia la verdadera evolución.
GRACIAS POR TU CONFIANZA.