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EN LA FLOR DE LA VIDA tiene la intención de ser un blog en el que se rompa la monotonía de justificar el origen de cualquier problema de salud, con el argumento mas usual, la edad biológica. Seguro que mas de una vez nos ha tocado oir comentarios de esta índole, incluso hacerlos, cuando tenemos cualquier achaque o desequibrio físico o emocional.

Fuera de estos roles sociales numéricos -tradición que ya no asumo-todos podemos alcanzar la plenitud deseada por medio de la salud, ya que, según he tenido el placer de aprender los últimos años, es la única forma de caminar por la vida. Siempre en sintonía con la antigüedad biológica, claro.

¿Qué es eso de que "a los 25 las células ya no se renuevan", "ya con 30...la barriguita", "con 40 todos calvos"? y bla bla bla...

Es muy cómodo ceder todo el poder de nuestra salud a la edad o a la mala suerte incluso, o a las herencias genéticas, cuando el 99% de todo, ABSOLUTAMENTE TODO LO QUE NOS OCURRE, seamos o no conscientes, es consecuencia de una conducta más o menos consolidada o antigua; es la respuesta a un estímulo interno, voluntario o involuntario, que por diferentes causas, -que, repito, no son fáciles de reconocer-, (represión emocional, límites educacionales, desencuentros espirituales, herencias culturales, vetos mentales, etc...) provoca que el cuerpo saque al exterior su protesta, busque ser nuestro foco de atención por medio del dolor, o de un bultito o de un pinchazo incluso, que no tenga mayor importancia.

Todos nuestros órganos, que están como todos sabeis dentro de la caja torácica, y cada uno, tiene una conexión directa con terminaciones nerviosas que vienen del cerebro. Ese es el laboratorio, (en el caso de las mujeres cortocircuitándose, y en el caso de los hombres con cajas, vale) donde los pensamientos se transforman en emociones, o en impulso motor, y se generan todas las órdenes a cualquiera de los milímetros que conforman nuestro cuerpo.

Está claro que para todos estos procesos, no solo influyen razones internas, además hay causas externas que participan en los cambios que experimenta nuestro cuerpo, que debemos conocer para estar alerta de que no nos supongan una agresión.

Por ejemplo, es de todos conocido, que la ingesta de hormonas (ej., leche, queso, carnes) ayuda al deterioro, con el paso de los años, de nuestro sistema hormonal. Que este sistema hormonal dé paso a un cóctel químico, llamado enfermedad, depende, en gran medida de nuestra vida emocional, de cómo procesamos todo lo que nos ocurre, de cómo lo integramos en nuestra vida y tratamos de controlarlo, o no. El cuerpo nos hará saber si hemos "pensado" a su favor, o en su contra, y nos enviará una reacción. Ese es un factor externo, de muchos, que tiene origen en una conducta que podemos controlar, o compensar. Sobre cómo hacerlo, hay mucha literatura que compartiremos con vosotros.

Otro factor que puede condicionar nuestra salud, porque influye mucho en el estado de ánimo (emoción al fin y al cabo) de las personas es el clima. Todos sabemos cómo se vive en ciudades con mucha luz, con clima templado o cálido la mayor parte del año, y cómo son los habitantes de las zonas frías, nubladas, húmedas, con muchos días grises a lo largo del año. Los síntomas de esta población a medio y largo plazo son muy distintos, pero no por el calor o el frío solamente, sino por el tipo de cristal con que miran la vida: las personas que viven con poca luz, no se relacionan mucho o si lo hacen es en sitios cerrados, hacen vida interior, bajo techo...; diferente es el estar siempre en la calle, relacionándose, buscando diversión al aire libre (deportes, tapitas...).

Este factor externo que no tiene origen en una conducta, si no en la naturaleza, sí necesita de una prevención extra por nuestra parte, un esfuerzo, en algunos casos, de protección ante la posible agresión. (Cuando digo agresión, entiéndase como un ataque en mayor o menor medida al equilibrio natural al que tiende el cuerpo, con el que nacimos todos).

Muchas de las conclusiones a las que he llegado han sido con la "dolorosa" ayuda de mi cuerpo y la inestimable ayuda de una gran doctora que hizo de traductora: mi querida Paloma (Dra. Jin Xin Liu, Centro Luna y Sol) me introdujo poco a poco en el aprendizaje del idioma de mi propio cuerpo, ¡que no paraba de quejarse!. Y me demostró que no era la edad, no era la suerte. El caso es que después de muchos esfuerzos por parte de todos, (que agradeceré a Paloma toda mi vida), creo que ya puedo decir que tengo orejas para el mundo exterior, que han aprendido a plegarse hacia mi mundo interior.

¿Y lo que he tardado en enterarme que mi cuerpo me podía "hablar"...? ¡Y llevamos juntos toda la vida!

Aunque tarde, he llegado a la conclusión, de que no nos debemos acostumbrar a vivir regular, incluso mal, en nuestro cuerpo y en nuestra mente.

Créeme, es muy necesario aprender a cambiar, nadie está obligado a confiar sin ver resultados, así que si un método, un protocolo de actuación que debería dar soluciones rápidas, no las da a corto y medio plazo, no valen las excusas "numéricas" nunca, y menos el factor "suerte"...hay que buscar otro cauce; y desde luego, no hay mejor curación, que una buena prevención ¡ni mejor médico que el que te la enseña para no tener que verte nunca!

Por eso, la SALUD sí está en nuestras manos. Cada uno es absolutamente responsable del cuerpo que lleva consigo. Igual que aprendemos a andar en bici, o a hablar un idioma, debemos aprender a entender a nuestro cuerpo, mejor desde niños. Ya es de urgente necesidad.

Solo espero que por medio de los artículos que encuentres en este blog, se vayan derribando los muros de tradición que nos han inculcado con respecto a la salud. Para muchos la salud no lo es todo, pero sin ella TODO ES NADA.

Es de lo que más vamos a hablar y debatir, de SALUD, en este jardín de flores en el que vivimos todos.

RECUERDA CUIDAR TU CUERPO, ÉL ES EL ENVASE DE TU VIDA.