domingo, 2 de octubre de 2011

La enfermedad no es el camino


Hipócrates afirmaba que las enfermedades son consecuencia de un desequilibrio de los “humores internos”, que puede ser restablecido con buena alimentación y con reposo del cuerpo y del espíritu.

La ciencia no duda ya de la interacción entre la mente y el cuerpo ni del efecto que los estados emocionales producen en el organismo. No hace falta ser científico para saber que cuando estamos deprimidos nuestro sistema inmunológico está deprimido y cada uno de nuestros órganos deprimen sus funciones. Hoy día se sabe estadísticamente que las personas alegres y optimistas viven más tiempo y enferman menos que las personas pesimistas y deprimidas.


La ira, el odio, la envidia, la depresión, el rencor, el miedo, la pérdida de autoestima, la falta de ilusión en la vida, son fuentes de enfermedad para quien las padece porque producen reacciones bioquímicas en nuestro organismo que alteran su equilibrio original. Las enfermedades del alma se manifiestan en el cuerpo físico. Hoy en día vivimos, especialmente en los países desarrollados, una verdadera epidemia emocional.
La somatización de emociones trata de explicar la equivalencia que existe entre las manifestaciones físicas de una persona y un conflicto emocional. En unas ocasiones hablamos de enfermedades físicas y en otras de enfermedades psíquicas; pero siempre debe entenderse como "enfermedad" la falta de ese perfecto estado de equilibrio físico, mental y emocional. Todos los síntomas tienen un sentido profundo para la vida de la persona: nos transmiten mensajes de varios ámbitos y de su adecuada interpretación dependerá nuestra capacidad de recuperación.

Una de las más claras evidencias de la interacción mente y cuerpo podemos encontrarla en el denominado efecto placebo. En todos los experimentos y estudios que se han llevado a cabo el efecto placebo ha demostrado eficacia. Los investigadores trabajan con “grupos de control” en los que se administra a los voluntarios tratamientos convencionales y un “grupo experimental” donde se les administra el tratamiento tipo placebo. El investigador nunca sabe cuál es el grupo que recibió el placebo para evitar influencias en la observación y de medición.

Las dolencias físicas son el espejo fiel que refleja las emociones que experimentamos. La enfermedad es el lenguaje del alma y nos habla de nosotros, de nuestros sentimientos, de nuestro camino en la vida.

Necesitamos descodificar esas señales, interpretar sus signos, y hacer aquello que debemos hacer para alcanzar una vida plena, plena en intensidad y en sentido, y eso exige inevitablemente un salto cualitativo en nuestro crecimiento y en nuestra evolución.

Para la medicina occidental y determinado campo genético predispone a padecer una enfermedad determinada. Para la sabiduría oriental la enfermedad exterioriza que existe un obstáculo en la realización del camino de la vida. Cuando aprendemos a escuchar a nuestro cuerpo la enfermedad, lejos de ser la causa que acerque nuestra infelicidad será la herramienta que nos permita entablar un diálogo con la parte más profunda de nosotros mismos y quizás el mejor aliado para curar las heridas del alma.

Detrás de toda enfermedad, subyacen miedos, ansiedades, codicia, simpatías, antipatías y empatías; investiguemos nuestras emociones y curémoslas, puesto que con ellas desaparecerán también las dolencias que padecemos. Dr. Edward Bach.

Como no nos reconocemos responsables de nuestra salud, a menudo culpamos de nuestro malestar a virus, bacterias, microorganismos o a la mala suerte, buscamos causas externas, ajenas a nosotros, y así nos justificamos. Sin embargo, la solución sería tomar conciencia de quienes somos verdaderamente y, aunque a veces duela, ser fieles a nosotros mismos("mas vale ponerse una vez colorado que ciento amarillo").

Eso sería rendir honor a nuestra propia identidad. Es entonces cuando encontraremos la salud perfecta que nos permitirá llevar una vida de plenitud desde la autenticidad de nuestra conciencia. Sin un orden emocional no puede existir un equilibrio estructural.

Grasas saturadas: ¿cuanto se debe tomar?


Esta es mi guerra particular en la alimentación, la legislación permite que con poner las cantidades de grasas, proteínas e hidratos de carbono es suficiente. Pero ¿Cuántas personas saben las que son aconsejables por día?

Entonces, qué son las grasas saturadas
Las grasas saturadas son las que llevan un átomo de hidrógeno por uno de carbono, por tanto son más sólidas que las monoinsaturadas y poliinsaturadas, por lo que se adhieren a las arterias y con ello dificultan la circulación.

¿Cuántas se necesita?
Una persona entre 20 y 50 años si no tiene patrologías que le contraindiquen de peso, por ejemplo, una persona de 70 kilos le corresponderá tomar 8,4 gr de estas grasas por día.

¿Dónde están?
Si no se lee la información nutricional, no lo sabe. Una magdalena por 100 gr le puede aportar 20 gramos de grasa, 100 gr de queso o embutido pueden llegar entre 20 y 80 gr de grasas saturadas. Las carnes grasas, los callos, orejas y platos cocinados, en estos ni se sabe la cantidad que llevan; la mayoría de los fritos industriales están hechos con aceites de palma y coco, así como la pastelería y golosinas donde la mayoría de sus grasas son saturadas, el aceite de oliva sin ir más lejos le aporta el 13% de las grasas saturadas; si en el ejemplo anterior solo debe de ingerir 8,4 gr la mayoría de las personas que no controlan este tipo de grasas las triplican.

¿Qué problemas pueden causar su exceso?
Las grasas saturadas son necesarias en las cantidades que le he mencionado, su exceso ayuda a que se le forman placas de ateroma en las arterias, tanto en las grandes como en las pequeñas, y todavía peor si se forman o llegan a las microarterias, tanto en el cerebro como en el miocardio, con lo que pueden producir infartos, derrames cerebrales y elevan el colesterol malo, LDL.

Además son las que más colesterol tienen y obstaculizan la eliminación el mismo, retienen la función plasmática de las grasas que llamamos cardiosaludables. No crea que son pocas las personas que no saben cuantas grasas necesitan, si desea más información de las grasas o lípidos puede visitar la web www.bgbpendulo.com en la sección de nutrición donde tiene los alimentos con la mayoría de los tres tipos de grasa.

CUIDADO CON LO QUE PIENSAS...

La mayoría de las personas creen que su realidad no depende de ellas, la mayoría de los seres humanos “normales” simplemente se toman la vida tal y como les viene, sin preguntarse por su significado, su valor, su sentido; se dedican a la satisfacción de sus deseos personales, a disfrutar de los sentidos, de los placeres, a la búsqueda de la seguridad...
Su foco de atención está fuera de ellos, dependen de los demás, de las circunstancias externas, de los sucesos que les ocurren, por eso viven una vida de reacción ante todo lo que les sucede creyendo que cuando tengan todo bajo su control serán felices. Pero la vida se encarga una y otra vez de alterar sus planes. Y entonces vuelta a empezar, nuevas reacciones, nuevos intentos de control, estrés, tensión, angustia…y cuando parece que ya todo encaja,   ¡hala! otro golpe de realidad y otra vez a comenzar de nuevo.

Estas personas achacan lo que les pasa a la buena o mala suerte, creen que no son responsables de la situación, esperan a que algo cambie la racha, culpan a a los demás de su estado de ánimo, en definitiva, NO SON DUEÑOS DE SU VIDA.
Lo curioso es que ellos te dirán que están muy contentos con su forma de ser, con su carácter, que ellos son así y la culpa es de los demás…y en el fondo tienen razón. Tienen razón porque sus pensamientos, el cristal por el que ven la vida está creando su propia realidad, porque nuestros pensamientos son los creadores de nuestra realidad, tienen el poder de diseñar nuestra vida.
Por tanto, si crees que los demás están contra tí, que eres una víctima de la sociedad, que tu pareja te engaña, la realidad se configurará de tal manera que al final se cumplirá lo que pienso.
Y esto no es magia, es pura lógica. Si, por ejemplo, continuamente estoy sospechando de mi pareja, echándole en cara supuestas infidelidades, diciéndole que no me quiere, ¡al final seguro que se hartará de mí!, y me será infiel y así yo podré decir que tenía razón.

Así pues, si los pensamientos crean la realidad, ¿no creéis que merece la pena dedicar un tiempo a conocerlos, a saber cómo actúan, a identificar los patrones mentales que nos hacen pensar de determinada manera, a saber como podemos moldear los nuestros para crear una realidad más feliz?
Porque éstas son las buenas noticias: ¡podemos transformar nuestra manera de pensar! ¡podemos aprender a pensar en positivo!
Si cambiamos nuestra forma de pensar, si cambiamos la calidad de nuestros pensamientos, podemos ser los dueños de nuestra vida, podemos crear nuestra Realidad.
Entonces ya no seremos personas que reaccionan como simples organismos antes cualquier movimiento de su medio, sino que seremos los actores de nuestra vida, directores de nuestro destino, creadores de nuestra Realidad.
Es muy simple: si seguimos haciendo lo mismo conseguiremos lo mismo, si pensamos igual todo seguirá igual.
Se trata de cambiar el foco de nuestra atención, del exterior al interior.
Se trata de aprender a ser responsables de nuestros actos, de nuestros pensamientos.
Se trata de convertir el lenguaje, de un medio para describir la realidad a un medio para crear la nueva Realidad.
Se trata de ser conscientes, de ser dueños de nuestros pensamientos, de nuestras acciones, de no depender irremediablemente de las circunstancias externas: LO IMPORTANTE NO ES LO QUE NOS SUCEDE SINO COMO LO INTERPRETAMOS.
Y de esa interpretación va a depender de nuestra forma de pensar, nuestra Realidad y nuestra Felicidad.
Cuidado con tus pensamientos:  se transformarán en palabras.
Cuidado con tus palabras: se transformarán en acciones.
Cuidado con tus acciones: se transformarán en hábitos.

Cuidado con tus hábitos: ellos moldean tu carácter.

Cuidado con tu carácter: él controla tu Destino.

Plantéate cuántas cosas hay más importantes que ser capaz de crear tu realidad.

ASIMILACIÓN DEL CALCIO


Requerimiento diario del consumo de calcio
Grupo de edad o etapa de la vida
Calcio (mg/día)
Bebés de 0 a 6 meses
200
Bebés de 6 a 12 meses
260
1 a 3 años
700
4 a 8 años
1,000
9 a 13 años
1,300
14 a 18 años
1,300
19 a 30 años
1,000
31 a 50 años
1,000
51 a 70 años, hombres
1,000
51 a 70 años, mujeres
1,200
Más de 70 años
1,200
14 a 18 años, embarazadas/amamantando
1,300
19 a 50 años, embarazadas/amamantando
1,000





Para optimizar la salud y evitar la osteoporosis conviene saber cuanto calcio consumimos, pero sobre todo ayudar al cuerpo a que pueda aprovecharlo. Hoy en día un gran cantidad de alimentos están enriquecidos con calcio, incluso las leches de vaca llevan calcio añadido, las leches vegetales, los cereales. El miedo a no consumir suficiente calcio está tan extendido que es difícil que alguien se atreva a prescindir de los productos lácteos. Es corriente que la gente se pregunte ¿de donde voy a obtener el calcio? ¿qué pasa con la osteoporosis? Es necesario explicar que un exceso de calcio en el organismo bloquea a muchos niveles e impide su desintoxicación, que el calcio en una dieta sin lácteos es más que suficiente y que la osteoporosis no está causada por una deficiencia de calcio sino por su mala administración en una dieta excesiva.

La osteoporosis es un problema extremadamente común en nuestra sociedad entre las mujeres mayores de 50 años, hasta el punto de que se considera parte del proceso de envejecimiento. Es sabido que los estrógenos, las hormonas sexuales femeninas, favorecen que se fije el calcio en los huesos, y que la bajada de los niveles de estrógenos al llegar a la menopausia dificulta la asimilación hasta llegar a la osteoporosis.

No obstante, es muy poco corriente que mujeres que viven en sociedades que no están influidas por el modo de vida y los cuestionables hábitos alimenticios de los países industrializados desarrollen esta enfermedad. Así sucede sobre todo en el sudeste asiático. En esos países las mujeres no toman productos lácteos, pero tampoco padecen osteoporosis, a pesar de ingerir mucho menos calcio que las occidentales.

Del kilo y medio de calcio que se encuentra en el organismo, un 99% está localizado en los huesos y dientes. El 0,2% restante se encuentra en la sangre y los tejidos blandos. Es muy importante que la concentración de calcio en la sangre y en los tejidos se mantenga dentro de unos estrechos límites. En este sentido los huesos actúan como una reserva de calcio, que se encuentra inactivo y del que se extrae calcio cuando disminuye la concentración en la sangre. Los huesos por tanto están en un estado constante de renovación y descomposición.

Si los niveles de calcio en la sangre bajan, bien porque el calcio se está excretando o se está depositando en los tejidos, los huesos liberan calcio para que aumente la concentración en la sangre. Por tanto para mantener unos niveles óptimos de calcio en huesos y dientes es preciso para que este mecanismo que controla los niveles de calcio en la sangre esté equilibrado. El mecanismo hormonal que mantiene los niveles de calcio en la sangre puede desequilibrarse por diferentes motivos:
  • Los excesos de nutrientes como el sodio, el fósforo o el flúor, 
  • el consumo excesivo de productos lácteos (grasas), proteínas de origen animal (excesivas) y azúcares (refinados o industriales)
  • o la deficiencia de minerales como el magnesio, el cinc y el boro desequilibran el organismo y dificultan la acumulación de calcio en los huesos.
El tratamiento tradicional para frenar la descalcificación de los huesos consiste en aportar dosis altas de calcio con la esperanza de que, al aumentar la ingesta parte del calcio se podrá aprovechar. Pero esta medida no soluciona el problema de fondo que es una mala asimilación del calcio presente en la dieta. Además, una suplementación excesiva de calcio cuando el organismo no es capaz de asimilarlo adecuadamente puede tener consecuencias derivadas de la acumulación de calcio en las arterias, las articulaciones u órganos como el riñón y el hígado.

Cuando el calcio no se administra bien, es decir, cuando la dieta no es deficiente en calcio pero éste no se deposita en los huesos y los dientes, es porque o se está excretando o se está acumulando en los tejidos blandos. La acumulación de calcio en los tejidos blandos causa artritis, bursitis, espondilitis, cálculos biliares, cálculos renales y arteriosclerosis.

Es muy corriente encontrar personas que sufren descalcificación y a la vez tienen problemas relacionados con la calcificación de tejidos blandos. En la artritis se calcifican las articulaciones. Cristales de calcio en las articulaciones imposibilitan su movimiento y causan dolor e inflamación. Los cálculos renales y biliares están compuestos por depósitos de sales de calcio. 

El ateroma arterial es otro ejemplo de depósitos de calcio y grasas en las paredes de las arterias.

Estos problemas relacionados con la mala administración del calcio llegan a ser considerados como parte del proceso de envejecimiento. Con la edad, los tejidos se vuelven más susceptibles a los factores desequilibrantes del metabolismo del calcio y se endurecen, todo lo contrario que los huesos.
Si podemos mejorar las condiciones de absorción a través del intestino, mejorar el transporte de calcio a través de las membranas celulares y eliminar aquellos factores que producen pérdidas de calcio en los huesos, podremos mejorar la calcificación ósea sin tener que recurrir a grandes dosis de calcio.

En la civilización desarrollada se considera que los productos lácteos son imprescindibles en la dieta tanto de niños como de adultos. Sin embargo el consumo de productos lácteos es desconocido o muy limitado en la mayor parte del mundo.
  • Además de su dudoso contenido nutricional para un adulto, la leche de vaca se considera también una causa de migrañas, flatulencia, indigestión, mucosidades abundantes, asma y diabetes.
  • La composición de la leche de vaca está muy desequilibrada en relación al calcio y al magnesio, contiene 10 veces más calcio que magnesio, por lo que si el magnesio es necesario para regular el metabolismo del calcio y fijarlo en los huesos, el procedente de la leche no se asimila.
  • El consumo continuado de leche de vaca produce unas condiciones en el intestino de mala absorción intestinal ya que la leche neutraliza los ácidos estomacales, produce un exceso de mucosidad intestinal y favorece el crecimiento de determinado tipo de bacterias patógenas y el consiguiente sobreesfuerzo del sistema inmune.
  • La proteína láctea, la caseína, es de difícil digestión y se ha relacionado con la aparición de alergias y problemas como fiebre del heno, asma, eccema, soriasis o dermatitis alérgica.