domingo, 4 de diciembre de 2011

ENERGÍA PARA EL CEREBRO



El cerebro humano no solo es el instrumento más funcional y organizado que conocemos, sino que también es el más complejo. Está compuesto de un montón de células nerviosas, las neuronas, que pueden alcanzar unos cien mil millones.
Las neuronas son células especializadas en la recepción y transmisión de información. En general son muy pequeñas. Unas 30 mil caben en la cabeza de un alfiler. Cada una está conectada a cientos o miles de otras neuronas formando redes más que complejas.


De cómo son estas conexiones depende nuestra memoria, el habla, el aprendizaje de nuevas habilidades, el pensamiento, los movimientos conscientes y en fin, todo el funcionamiento de nuestra mente.
Los alimentos para un cuerpo sano son indispensables, pero el cerebro también necesita gasolina suficiente para almacenar millones de informaciones visuales, auditivas o motrices, y además, acordarse de lo que necesita en el momento oportuno.
En segundo lugar, es imprescindible saber qué alimentos o bebidas alteran y afectan más a nuestro sistema nervioso (todos lo hacen en mayor o menor medida), y con ello afectan al funcionamiento de nuestro cerebro y nuestras neuronas, que modulan nuestras conductas y actitudes.
Todos los alimentos y bebidas que generan adrenalina inmediata, energía y efecto inmediato, debilitan el sistema nervioso a largo plazo. El grupo de los estimulantes, que producen una energía falsa afectan al estado natural del cuerpo, alteran todas nuestras funciones vitales y nos debilitan química y orgánicamente a corto, medio y largo plazo.
Por ejemplo, ¿por qué el alcohol está prohibido cuando se conduce? Porque afecta a nuestras percepciones, físicamente, afectando a nuestros sentidos y capacidad motora; afecta a lo emocional, dando sensaciones de euforia y seguridad; y a nuestra parte mental, nos hace perder químicamente nuestro centro y equilibrio natural.
En este grupo de estimulantes que debilitan el sistema nervioso están también toda clase de drogas (y sustancias medicamentosas) alcoholes, vinagres, cervezas sin alcohol, cafés y tes con teína, azúcares refinados (blanco, de caña, integral, miel, sirope de arce, fructosa, sacarina, azucares artificiales), bebidas gaseosas azucaradas, chocolate, pastelería, bollería, helados, un exceso de especias (los picantes, por ejemplo, nos inflaman).
Otros alimentos que, aunque no producen una energía instantánea falsa, nos hacen perder minerales porque producen en nuestra sangre un ph ácido, son: la leche, el yogur, la mantequilla, manteca de cacao, la leche de soja, el tofu crudo, las verduras solanáceas (pimientos, patatas, berenjenas y tomates), un exceso de crudos y alimentos fríos.
Todos estos alimentos tienen una energía de expansión, inflamación, opuesta a la que debemos generar si deseamos tener energía y concentración mental.
Precisamente, estos alimentos y bebidas que nos generan reacciones rápidas decimos que "los necesitamos". ¿Por qué?

Existen varias causas importantes:

El aumento de consumo de proteína animal (energía de tensión, acumulación, de vibración lenta y pesada) nos hace desear la energía opuesta (vacía).
Además, estamos en una sociedad en la que nuestra vida está controlada por nuestra mente (programada para ignorar al cuerpo hasta que éste no puede más), y vivimos afectados diariamente por un exceso de información innecesaria sin permitirnos tener la visión real de nuestras capacidades físicas y mentales.
Es fácil que a diario planeemos una lista interminable de obligaciones que nos cuesta llegar a realizar. Entonces, con la intención de terminar todo lo que nos hemos propuesto, con el cuerpo y la mente agotados (la suciedad intestinal contribuye) pretendemos ayudarnos con sustancias que estimulan el sistema nervioso porque si no, no creemos que seamos capaces de alcanzar nuestros objetivos diarios.
Cuando existe esa inconsciencia por desconexión con nuestro interior, deseamos evadirnos de nuestra realidad con estimulantes por lo que creemos que éste nos proporciona alterando el sistema nervioso.
Ni pensamos, ni nos han enseñado desde niños, que el mejor estimulante es aquel que limpia el cuerpo, retira impurezas, y elimina sustancias nocivas, porque se oxigenan los tejidos, y permite a nuestra red interna trabajar como una máquina con las piezas limpias, generándose energía sana naturalmente.
Si nuestro sistema nervioso está débil, nos estresaremos enseguida, el mundo exterior nos controlará y nos arrancará de nuestro deseo natural, de nuestro centro. Si estuviera equilibrado no nos sentiríamos manipulados por la vida, y podríamos afrontar cualquier circunstancia con energía, coraje y claridad.
Si estás cansado y sientes que no puedes con tu cuerpo, nunca debes tomar bebidas excitantes como café, té…, porque en un primer momento da sensación de que elevan el estado de ánimo y de energía (no puedo pasar sin un café), pero es una sensación falsa, porque al cabo de dos horas, esa nube de gas, se va.
"Cuando una persona se toma un café o un refresco azucarado porque está de mal humor o baja de energía (lo que llamamos hipoglucemia) y quiere cargar las pilas, no está haciendo otra cosa que asegurar la hipoglucemia que sufrirá al cabo de dos o tres horas, cuando el efecto rebote se produzca", como cuenta Patrick Holford en su libro “Nutrición energética y salud”.

Existen bebidas depurativas (limpiadoras, desintoxicantes, no provocan diarrea) que no sabemos que nos suben el ánimo, pero los complementos alimenticios a base de hierbas y plantas, como un refresco con aloe vera, o diferentes hierbas, nos dan más resistencia que los químicos azucarados.
Estos son algunos de los consejos que podrías revisar en tu dieta para estar lleno de vitalidad de la sana, de la natural:
Evita el consumo de alcohol, bebidas azucaradas, con gas, tabaco, helados, repostería y fruta tropical en exceso, provocan altibajos importantes en el ámbito emocional y energético.

Come pescado y derivados lácteos. Los niveles de serotonina también condicionan el estado del ánimo. Por ello conviene tomar alimentos ricos en triptófano (aminoácido fundamental para el organismo) como pescados, derivados de leche (no leche), huevos, plátano...
No olvides la vitamina B. La carencia de vitaminas del grupo B, que actúan sobre el sistema nervioso puede ocasionar altibajos, así que es recomendable tomar levadura de cerveza (no cerveza) y verduras.
Fósforo.- está presente en legumbres, cereales integrales, frutos secos, pescados, semillas, etc. El fósforo y el calcio se encuentran en equilibrio en el organismo, ya que la abundancia o la carencia de uno afecta la capacidad de absorber el otro. Se ha comprobado que la ingestión frecuente de antiácidos genera una falta de este macromineral en el organismo. El exceso de fósforo, produce menor asimilación de calcio. Los síntomas de ausencia de fósforo son: decaimiento, debilidad, temblores, y en algunos casos desórdenes respiratorios y alimenticios. 

Toma más hierro. Su carencia produce debilidad y cansancio porque influye en el rendimiento y transporta el oxígeno a las células, y se encuentra habitualmente en los alimentos mas proteicos, así que, come carne roja (excepto quien tenga artritis) pescado, legumbres, verduras (en especial espinacas y zanahorias), las algas, semillas, frutos secos en pequeñas porciones, sobre todo nueces.
Zinc.- parece estar relacionado con la actividad de los neurotransmisores. Se encuentra en la mayoría de los alimentos. El zinc, el magnesio y el potasio, necesarios para el correcto funcionamiento del sistema nervioso: Están en los frutos secos, las legumbres, los cereales integrales y el marisco.
Selenio.- es un antioxidante que mantiene nuestras células en continua renovación, porque frena el daño de los radicales libres y contribuye a que el cerebro no envejezca más rápido.
Calcio.- interviene en la transmisión de los impulsos nerviosos.
En definitiva, lo que necesitamos para conseguir superar un estado de cansancio permanente es una alimentación con menos grasas y más saludable.
Algunos alimentos ricos en antioxidantes suelen ser bastante efectivos para evitar la degeneración neuronal (se encuentran en todas las verduras de hoja verde, el aloe vera), y frutas rojas, sobre todo.
Los que contienen un interesante porcentaje de Omega 3 ayudan a mejorar la función cerebral, además de ser proteicos y ricos para otras funciones del organismo. El aguacate, pescados azules, suelen ser algunos de ellos. Podemos también buscar complementos alimenticios con estos ingredientes y Omega 9.
Los alimentos con silicio suelen ser muy provechosos para la actividad cerebral, por ejemplo se puede encontrar en la cebada, en cereales integrales sin trigo y en verduras del mar (algas).
Una buena alimentación debe incluir un aporte adecuado de minerales dependiendo de los beneficios que ofrecen al organismo: Si miramos uno por uno estos ingredientes podemos realmente confundirnos y no dar a nuestro cuerpo lo que realmente necesita. Lo más importante es implantar en nuestra vida una alimentación natural, integral, con sentido común y conocimiento energético. En ella, encontraremos todo lo que necesitamos, y no utilizaremos los que realmente nos debilitan y perjudican.


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