miércoles, 12 de octubre de 2011

EL CONSUMO PARA LA VIDA

Esto no es nuevo. Día a día, incluso cuando duermes o durante tus momentos más íntimos, tu mente está ocupada procesando mensajes de organizaciones que te tienen de rehén de sus intereses.


Lamentablemente, una de las peores pesadillas de la humanidad se ha vuelto realidad, el panorama que previó Aldous Huxley en “Un Mundo Feliz” hace unos 60 años.

Cada vez somos menos nosotros mismos, menos dueños de una identidad individual, y más parte pasiva de una maquinaria de consumo que nos utiliza para alimentarse y crecer en beneficio de unos pocos y en detrimento de todos los demás, incluido el pobre planeta en que vivimos (el organismo vivo más grande que conocemos), el cual como sabemos está gravemente enfermo.

Podemos dedicar muchas horas a comprender el problema, a entender dónde empieza y cuáles son sus consecuencias, su esencia, quiénes sus actores activos y pasivos, pero lo cierto es que lo mejor que podemos hacer en el preciso instante en que nos damos cuenta de qué somos parte, es tomar ACCIÓN de manera inmediata.

Detengamos el consumo condicionado: es irresponsable.

Se nos ha enseñado a “querer” cientos de miles de cosas, desear “ser” de una manera o de otra, “pensar” de la política, de la economía, del resto de las personas de una forma determinada, desear una vida envidiable y aceptada….

Y todo ello hace que día tras día comamos y bebamos lo que no necesitamos, solo por divertirnos, que escuchemos a diario la misma música para comprar los discos que nos dicen, que nos divirtamos de la forma que se nos dice para ser todos iguales y aceptarnos los unos a los otros cuando nos miramos; somos literalmente como esclavos, que metemos en nuestro cuerpo excesos-basura que no necesitamos, usamos más recursos del ambiente que necesitamos cuidar, somos cómplices del trabajo esclavo con lo que vestimos y calzamos; y con ello se promueve que  aumente el holocausto que diariamente, desde que el hombre reina, padecen el resto de los seres vivos del planeta, y por último, que envenenemos a nuestros niños con comidas "divertidas", excesos de juguetes, de televisión, de información innecesaria que altera sus valores, sin diferenciar lo que es superficial y sencillo, de lo que hay que tener en cuenta a qué está haciendo daño, y a qué sistema indescripriblemente pervertido contribuye.


Entonces ¿Cómo podemos actuar? Desde el momento en que leas estas líneas piensa dos veces antes de realizar cualquier compra, antes de consumir lo que sea; contemplarás los efectos y el alcance de tu consumo, a quién beneficia y a quién perjudica. Pero por sobre todo te preguntarás y responderás con mucha sinceridad, si eso que “sientes” que quieres tener o “necesitas” es algo que de verdad va a ayudarte a conseguir esa felicidad que tanto estás buscando, o simplemente seguirá haciendo más grande la mentira que hemos construido por indicación de otros desde que éramos pequeños; la mentira que nos ha hecho perder el rastro de nuestra verdadera y original identidad. Lo mínimo que te debes a tí mismo es sinceridad, ¿no crees?

Restringe el consumo y verás como la vida se comienza a llenar de todo lo sano, empezando por la alimentación, siguiendo por los pensamientos, sobre todo de las cosas que realmente necesita tu YO natural.

Y recuerda...

Las flores no salen de compras, y no necesitan la moda para ser una de las cosas más bellas del mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario