miércoles, 12 de octubre de 2011

¿LECHE DE OTROS ANIMALES?



La leche animal y sus derivados -nata, natillas, yogures, helados, batidos, etc.- se encuentran actualmente entre los alimentos de mayor consumo del mundo occidental. Se  dicen imprescindibles por sus propiedades nutritivas y para mantener los huesos sanos por su riqueza en proteínas, vitaminas y minerales, especialmente el calcio. Pero, se sabe que causan, cuando menos, dificultades digestivas que pueden derivar en intolerancias, en muchos casos, no identificadas como tales.




El ser humano es único en la naturaleza, entre otras cosas porque es el único mamífero que ingiere leche  de otro animal pasado el periodo de lactancia. Y lo hace a pesar de saber que la leche que produce cada mamífero es específica para su especie y que la naturaleza la ha hecho idónea para las necesidades de su cría y no para las de otra.


Es más, la madre Naturaleza ya dejó la situación de forma que, los mamíferos -es decir, los animales que maman- obtengan la leche directamente de las mamas de sus madres sin contacto con agente externo alguno, ya que se altera y contamina con gran facilidad. 


Los humanos, sin embargo, convencidos de que es sano seguir tomándola siendo ya adultos, hemos adaptado hasta las leyes de la naturaleza para poder mantenerla en condiciones aptas para su consumo. Y sin embargo, se sabe cada vez de mas evidencias que indican que la leche está detrás de muchos problemas de salud habituales y por ello, en muchos casos, asumidos.

Algunos expertos van más allá y desaconsejan tomar este alimento por que es un producto animal que perjudica al cuerpo humano, el cual –según ellos- está "diseñado" para alimentarse con sustancias vegetales. La afamada revista DSalud, defiende estos argumentos en este video.

EL PROBLEMA DEL CALCIO

Los nutricionistas occidentales -no así los orientales- recomiendan tomar leche y sus derivados porque la consideran muy nutritiva y especialmente rica en calcio, porque además ese mineral es imprescindible para mantener la salud, sobre todo la de los huesos. Y  convencidas muchas personas beben grandes cantidades -es el caso de millones de norteamericanos-. Sin embargo es precisamente en Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de leche, donde más incidencia de osteoporosis hay entre su población.


¿Alguien puede explicar razonadamente tan singular paradoja?

Hay que saber que nuestro estómago no está preparado para digerir este alimento, y menos para asimilarlo y transformarlo.


Existen dos enzimas, la renina y la lactasa, que son las encargadas de descomponer y hacer digerible la leche de vaca. Dichas enzimas, dejan de producirse alrededor de los tres años. Cuando la leche, ya no tan natural además, entra al organismo y no encuentra dichas enzimas, el estómago tiene que hacer grandes esfuerzos por digerirla, y, a pesar de su enorme trabajo para que el alimento sea asimilado, no lo consigue del todo, así que restos de leche se quedan adheridos en los intestinos como una especie de pasta, anulando el trabajo de las vellosidades intestinales y por ello, dificultando la absorción de otros nutrientes. Con el tiempo, estas adherencias fermentan, y a corto plazo, provocan digestiones pesadas, estreñimiento y mala eliminación de sólidos y líquidos, y con los años, dan lugar a severas innumerables enfermedades, entre las cuales encontramos problemas de tiroides (por la excesiva ingesta de hormonas), diabetes, alergias de todo tipo, intolerancia a ciertos alimentos, excesos de flemas y mucosidades, tos y catarro, etc.

Además, por mucho calcio que se ingiera, -a las mujeres se les suele prescribir pastillas de calcio en la menopausia- si éste no permanece en el organismo, entonces no es que se necesite ingerir más calcio, si no la sustancia que ayuda a retenerlo.



El calcio está vinculado a la presencia de fósforo. La falta o exceso de cualquiera de estos dos macrominerales puede afectar la absorción del otro. A su vez, la absorción del calcio se ve dificultada con el consumo de café, alcohol, falta de Vitamina D, falta de ácido clorhídrico en el estómago, falta de ejercicio y estrés.


El brócoli, las nueces, las verduras de hoja verde oscura, el amaranto, la miel, la avena, la naranja, el polen, la alfalfa, la levadura de cerveza, el coco, las almendras (sobre todo las almendras) son alimentos ricos en calcio, que, siguiendo las recomendaciones de la OMS de 5 raciones al día de frutas y verduras, son una alternativa perfecta.


Nivel de absorción de calcio:


  • Hortalizas de hoja verde oscura (brécol, coles de Bruselas, col china o verde, col rizada, colinabo, etc.) 50-70%
  • Leche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32%
  • Almendras . . . . . . . . . . . . . . . . 21%
  • Legumbres . . . . . . . . . . . . . . . . 17%
  • Espinacas cocidas . . . . . . . . . . . . 5%

Las almendras son ideales para los niños, mezcladas en un batido de frutas por las mañanas antes de ir al colegio.

Las proteínas de origen animal (ternera, pollo, pavo, pescado y huevos) causan una pérdida de calcio vía orina. Por eso una persona que siga una dieta con poca o ninguna proteína animal necesitará menos cantidad de calcio. Por ejemplo, en el caso de un vegano que siga una dieta baja en proteínas y sodio, solo necesitará de unos 500 Mg diarios. Sin embargo una persona que consuma muchas proteínas animales y sodio puede llegar a necesitar hasta 2000 Mg de calcio al día.


La pirámide alimentaria recomienda comer 5 raciones de frutas y verduras al día, algo que en España no cumplen ni los adultos ni tampoco la mayoría de niños.

¡Y nos dicen que hay que tomar leche porque necesitamos calcio!


Sólo un 16,5% de los padres afirma que sus hijos consumen las famosas “5 al día” y 4 de cada 10 reconocen que sus pequeños comen menos de 3 vegetales diarios, según una encuesta llevada a cabo por Philips Avent.


Sin embargo, todos insisten en que a sus hijos no les puede faltar la leche, a la vez que, estiman que si el niño no come verdura no se pierde tanto...

Sólo el 54% de los niños come 5 veces al día. Y las frutas y verduras no están precisamente entre sus alimentos preferidos. No lo han aprendido.

Son la carne, los dulces y los snacks los que encabezan su listado de preferencias. Precisamente, los alimentos que estimulan la pérdida de calcio, el aumento del estrés y la bajada de defensas. Parece que, a veces, solo se trata de que coman algo. Pues, eso aprenderán.

¿Cómo se puede fomentar una alimentación más sana entre los niños?


  • Sé un buen ejemplo para tus hijos comiendo frutas y verduras en diferentes formas: los niños imitan lo que ven.
  • Es muy importante tu actitud: cuando los niños ven a una persona sonriendo frente a un plato de comida, se muestran más receptivos con ese alimento. Que no  escuchen nunca, "¡a mí es que la verdura...no me va!" Si ellos algún día deciden que no les gusta, no es por herencia, lo ha aprendido en casa, estarán copiando conductas.
  • Adopta una buena rutina a la hora de comer. No hay que entretener a los niños con juguetes o con la televisión mientras comen, procurad una conversación que no tenga que ver con la comida, para crear una situación global en la que no quepan luchas culinarias.
  • Ofréceles los alimentos que rechazan más de una vez. Y comedlo los adultos también, como que si "se estuvieran perdiendo algo".
  • Ten paciencia y ofréceles pequeñas cantidades, presentándolo todo atractivo (por ejemplo, en platos con compartimentos separados o formas creativas).

Piensa en incorporar muy a menudo el calcio de las verduras, y recuerda que las mucosas de la leche en el intestino, dificultan la asimilación de otros nutrientes que podrían contribuir a fortalecer el sistema inmune.

PRUEBA:
BAJA LA CANTIDAD DE LECHE, SUBE LOS PURÉS DE VERDURAS.
OBSERVA LOS RESULTADOS.


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