domingo, 5 de febrero de 2012

APEGOS...

Aferrarse al ego es el apego, una de las prácticas menos recomendadas en la espiritualidad.
Se podría definir el apego como un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona, activado en origen por una creencia acorde a la circunstancia vivida de que sin esa cosa o persona, no seré  feliz. Por tanto, nuestra mente se aferra, en vez de a la circunstancia, a la seguridad, y pacta el miedo con el subconsciente:
- No puedo ser feliz si no tengo tal o cual cosa, o si tal persona no está conmigo.
- No puedo ser feliz si tal persona no te ama. No puedes ser feliz si estás solo.
- No puedo ser feliz si no tengo un trabajo seguro. No puedo ser feliz si no le doy seguridad a mi futuro.
- No puedo ser feliz si no tengo un cuerpo de escándalo.
- No puedo ser feliz si los otros actúan de esa forma conmigo…
- Tengo que tener el control, si no, no saldrá como a mi me gusta.



“Al hombre se le pusieron muchas cadenas, a fin de que olvidase comportarse como un animal: y verdaderamente él se ha vuelto más apacible, espiritual, alegre y sensato que todos los animales. Pero ahora sufre por el hecho de haber llevado cadenas tanto tiempo, y por haberle faltado por tanto tiempo el aire sano y el libre movimiento;  estas cadenas son, lo repetiré una vez más, los errores graves y a la vez sensatos de las ideas morales, religiosas y metafísicas. Sólo cuando la enfermedad de las cadenas sea superada, la primera gran meta será alcanzada verdaderamente: la separación del hombre de los animales.”
“La palabra áurea” de “El caminante y sus sombra”. Nietzsche.

Algunos nos apegamos a los hijos, otros serán fanáticos del trabajo, profesión y posición social, otros no sabrán vivir sin una cuenta bancaria muy solvente, otros se apegarán a un amor o situación amorosa, o estarán adheridos sin remedio a alguna sustancia fumable-bebible-inyectable-comestible en proporciones tan variables como sus intensidad se lo permita.

Algunos serán leales a un conjunto poco móvil de ideas políticas, otros desarrollarán una inclinación religiosa a ir a ver fútbol los domingos, algunos tendrán un apego deliberado al sexo, otros no podrán vivir sin la droga fuerte del poder.

Todas las cosas a las que te apegas y sin las que estás convencido que no puedes ser feliz, son simplemente tus motivos de angustias. Lo que te hace feliz no es la situación que te rodea, sino los pensamientos que hay en tu mente.
La estabilidad de los modelos cambia o se pone en riesgo cuando circunstancias en el entorno son contrarias a los modelos existentes para el ego. El impacto de cada experiencia y su valoración como "negativa" dependerá de su duración y del compromiso emocional que signifique para cada uno.
Las creencias se pueden modificar a nuestro antojo cuando construimos una interpretación nueva de esas experiencias pasadas, sobre todo de aquellas relacionadas con el apego.

Si no se consigue el objeto del apego, origina infelicidad, y si se consigue solo produce un instante de placer seguido de la preocupación y el temor de perderlo. ¿Te identificas con esto?

¿Tenemos que prescindir de los apegos? Desde luego que sí, en cuanto identifiquemos qué información sobre nosotros nos aporta, y al ser conscientes la integremos y tengamos la voluntad de abandonar patrones que ya no necesitamos.

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